
agoragallery «I always paint while listening to music. The last few years I have been painting primarily with acrylics, though often dabbling in charcoal oils and pastels. The theme has always been the same since I started in 2008: anonymous abstract faces expressing an emotion.» — Ernest Compta Llinàs
Ernest Compta Llinàs’ range of faces, each more intriguing and ambiguous than the last, discourse about the subjects identity, and a deeper consideration of their emotional state. Each of his portraits features a face dripping with expression, with a color palette that enhances the emotion on the subjects face. His ability to employ such a vast great diversity of nuances among a singular subject matter demonstrates his mastery of his genre.
Giulia Calì, artcurator MATER “recónditas edípica”. 20-11-2020.
Ernest Compta’s painting is mainly based on facial portrait. The faces of the women he paints carry deep secrets, sometimes dif cult to understand. He uses colours that belong to the sphere of melancholy, such as blue, brown, blue, reminiscent of Picasso’s Blue Period. Ernest Compta’s mothers look at the spectator with a deep and determined gaze, they are not afraid of judgment. It is noted, observing carefully, that often the cheeks are dug out of grooves: a dimension of suffering and at the same time of awareness. They are women who pretend to be watched, who leave no room for the indifference of the other. The “other” is us, unaware of the inner world of these women, but obliged to look towards them. The gaze, however, is not that of the male man on a female object, as often the history of art teaches us when we observe a woman’s body. In Ernest Compta’s paintings we nd women-subjects who – perhaps – want a social ransom, the right to stand in their place and exist as human beings. Suffering is transformed into awareness, and therefore the security of being in the world is highlighted, an almost ancestral resistance. Through the mere pictorial gesture, Ernest Compta manages to show souls with a deep interiority from which one cannot escape. We are obliged to listen, to watch, to re ect on their existence and resistance. No longer defenceless women, but thinking bodies full of dignity and pride
Retrats de ningú
… impulsos nocturns fruit d’un inconscient trampós…, retrats fracturats…
Retrats impulsius de desconeguts omplint les parets de cares descompostes: tristes, espantades, perdudes, llunyanes… Però, sobretot, tan, tan properes.
L’autor, novell en aquest art, utilitza materials sorprenents veient-ne els resultats: des de guixos de colors, fins a pintallavis diversos, eines totes elles que s’escapen de les rutines clàssiques a les que tan habituats estem en el món de la pintura.
Els retrats aconseguits són, en definitiva, imatges que no deixen indiferent a ningú. La mostra que es veurà al Centre Cultural La Bòbila, tot i ser una petita selecció del total d’obres que l’autor ha realitzat, aconseguirà impactar tot aquell visitant obert a noves experiències, tant visuals com vitals.
De ben segur que, en algun retrat, més d’un hi veurà reflectit el forner de la cantonada, la seva tieta Maria o, fins i tot, al seu propi pare.
El realisme dins l’abstracció. Sens dubte.
Mercè Llinàs, juny 2011
Ernest Compta — Arrelat a la matèria
Contemplar els seus retrats em fa pensar en la força de la matèria, en el vigor i la intensitat d’aquells aspectes humans que són més primitius i potser per això mateix més essencials. Hi ha vida al darrere dels seus quadres, una vida que pot ser obscura, trista o somrient, com els colors que de sobte han aparegut en les seves últimes obres.
Els rostres són humans, però no rebutgen l’animalització. Hi ha pinzellades simiesques al darrere d’algunes mirades. La matèria primitiva de la condició humana.
La matèria es manifesta a través de la geometria. Hi ha les formes bàsiques, rectangulars, quadrades, per recordar-nos que som un cos fet de carn i per això mateix condemnat a la desaparició. Però la carn ens arrela a la vida, com ho fan els colls amples, vigorosos, forts, d’alguns retrats.
Els trets distintius de les cares –les orelles, el nas, els ulls, els llavis– es difuminen fins a fondre’s els uns amb els altres, com si la matèria primera es barregés a dins nostre per mostrar a fora la complexitat de les nostres emocions. Tot es barreja: el que som, el que semblem, el que volem ser i el que no som.
Antònia Carré-Pons, maig 2012
La riqueza del artista
Flora Tristán, una filósofa del s. XIX de conocimiento imprescindible y abuela de Paul Gauguin, afirmaba en su novela Méphis que prefería ser artista a ser una descendiente de los Médicis. Su admiración por el talento artístico, por su riqueza, frente a los bienes económicos no deja de ser una premonición de las radicales decisiones de su nieto que, siendo un aposentado financiero en París, cambió su estabilidad social por una arrolladora necesidad de pintar.
En Flora, la valoración del arte va unida a la intencionalidad del artista, a su compromiso social. No basta con dibujar perfectamente brazos o piernas, es necesario que el o la artista nos mueva o nos conmueva con sus propuestas desde su originalidad. Los ojos del artista, en el caso de las artes plásticas, se caracterizan por tener una mirada diferente, reveladora de realidades a las que, por poner un ejemplo, los Médicis, con toda su fortuna, no tenían acceso, a no ser por la mediación del artista.
Al enfrentarnos a la obra de Ernest Compta Llinàs -una serie de cabezas en primer plano cuyos rostros nos interpelan-, encontramos una variedad de actitudes y gestos que reclaman un diálogo inaplazable.
¿Qué nos dicen esos rostros? Imposible transcribir un discurso elaborado con la densidad y la ambigüedad que ofrecen las imágenes. Lo primero que observamos es que son muchos retratos. Únicamente caras. A veces con un atisbo de cuello, de camisa, de corbata, de jersey. Hombres y mujeres se cruzan con nosotros, como transeúntes que nos miran, porque quieren ser vistos.
El autor tiene una producción considerable de retratos de nadie, así le gusta titular sus exposiciones, como si su compromiso fuera con todos y cada uno de los mortales sin nombre y apellidos. No tiene clientes. Pinta por necesidad de pintar, de expresar lo que siente desde su posición en el mundo. Y es su perspectiva la que nos interesa, la que nos obliga a fijarnos en esos seres humanos que nos miran con fuerza. Porque lo que hace con su pintura es implicarnos, llevarnos a su terreno e invitarnos a pensar sobre lo que él ve.
Desfilan en sus cuadros personas de mediana edad, mayoritariamente de frente, a veces con los ojos cerrados, más que durmiendo, simulando un cierre momentáneo de los párpados, como si se estuvieran tomando un respiro. Las pinturas juegan con varios estilos que van desde la abstracción picasiana al figurativo más cercano a los colores de Warhol. Sin embargo, la expresión se abre camino más allá de cualquier lenguaje. Es la humanidad de estos personajes la que nos atrae: el enfado, el desconcierto, la tristeza, la alegría, la vulnerabilidad…
Precisamente porque son muchos los retratos y porque se centran en los rasgos faciales, se nos ofrece una gran diversidad de matices, ahora imposible de ignorar. Rostros dolientes que lanzan su mirada a la atmósfera o, abrumados, aparecen en tonos grises. Quizás, al borde de su preocupación, necesitan de un verde intenso.
Rostros que nos piden que nos acerquemos, que detengamos nuestras rutinas para descubrir un trasfondo complejo, lleno de contrastes y paradojas.
Bajo la poderosa fortaleza física, intuimos una inmensa fragilidad o que la inocencia extrema puede resultar alarmante. La contundencia una máscara de la timidez y la serenidad es capaz de llevarnos a una dulzura sin límites.
Flora tenía razón, Ernest, tu riqueza es la auténticamente envidiable.
Alícia Verne, junio 2013
Ernest, he estado dando vueltas a tu nueva serie de “Retrats de ningú” y encuentro que expresas mucha más técnica y alma. He ido apuntando todo lo que me produjo el impacto inicial, fue tremendo y salvaje. Encuentro que en los de este año la expresión de afectos -fracaso, “malajandí”, expectación, entrega, candidez, apuro, seriedad, dureza, preocupación (a través de una ceja), rostro de “gato viejo”, de indefensión- es muy rica, y los resuelves todos con trazos contundentes y sobrios.
Tus caras necesitan ser anónimas y así despiertan ecos de otros rostros queridos: una mirada, un gesto en la boca, un desplazamiento de una ceja… en esta serie yo diría que pescaste a mi hermano en “Metro”, pues has grabado una mueca que es suya. Lo mismo me pasa con dos de los cuadros que tengo tuyos. Lo que más me gusta son tus ojos, tus miradas, como si las hubieses espiado o ellas hubiesen posado para ti. Caras de “Metro”, caras anónimas de la gran ciudad, rostros con su universo propio que dejan entrever que conoces -tan joven- el miedo, el pavor, el estupor, la piedad en estado puro. De ahí tu arrojo en los trazos, pues entre infinitos caracteres has plasmado justamente ‘estos’. Tu corazón, tu mente, tu mano han elegido estos rasgos que conforman cada rostro, cada mirada por donde se cuela el alma.
También me ha llamado la atención que has incluido sonrisas y risas francas por donde discurre el aire. Las miradas también ríen, como si fueran producto de tu experiencia intensiva acumulada. Estos rostros conmueven o demandan piedad. Has sabido captar el carácter, el temperamento, a veces sólo en un plano sajado, truncado o en una mueca en zig-zag; porque tus rostros son angulosos, no se deshacen como los de Bacon. Creo que un rostro de los tuyos lo debe tener el Lobo Estepario. Experiencia poderosísima en las contorsiones, en esos gestos unívocos. Pintas expresión en estado puro allí donde rezuma el alma del mundo, en los rostros humanos, con toda su carga de sufrimiento, de arrebato, de desamparo, de resolución, de conflicto, de paz.
Tienes temple, no te tiembla el pulso. Pintas, trazas, con seguridad, no dudas, el rasgo lo das de un golpe. Me hubiera gustado tener el libro de caracteres de Canetti, lo buscaré. Escribe Alicia Verne que no paras de pintar en un frenesí sin tregua, de ahí la importancia de las risas, te dejan respirar. Tienes humanidad de sobras. Ánimo.
Alejandra, julio, 2013

